AGOTADO
El espacio entre las cosas parte de una pregunta sobre las cosas, sobre lo inmediato, lo cotidiano, lo anodino pero se proyecta hacia lo infinito, lo inabarcable, aquello que no podemos llegar a experimentar. Se trata de una pregunta sobre la naturaleza del universo; sobre el vacío que sabemos existe a nivel atómico entre cada cosa y la siguiente pero también sobre la interacción necesaria entre partículas, moléculas, elementos para que las cosas tal y como las percibimos existan. En esta tensión entre lo individual- lo atómico y la interacción- lo colectivo, parece residir la esencia del universo. Esta pregunta surge en un contexto especifico, un momento en el cual la interconexión de los elementos del planeta se hace evidente de manera violenta y como consecuencia debemos separarnos.
Esta pregunta origina otra, que a su vez se entrelaza con la siguiente; es el comienzo de un tren de pensamiento cuya locomotora son las imágenes y en especifico el dibujo. El dibujo como el camino más corto entre el pensamiento y la materia, entre el cerebro y el mundo. El mundo que habitamos es más el de las imágenes que hemos creado del mismo ( los elipses celestes de las órbitas planetarias, los círculos diminutos de las partículas elementales, las líneas rectas inexistentes que representan la fuerza de gravedad en un diagrama) que el de los hechos; por esta razón es la herramienta ideal para este ejercicio de pensamiento, las imágenes provenientes de textos de divulgación científica, el insumo. En el libro, el texto y el dibujo se entrelazan creando un monologo interno que busca adivinar la relación entre los eventos cotidianos y sus misteriosas causas ( o consecuencias) cósmicas. Presuponiendo la inevitable conexión entre cada elemento del universo y los demás, se plantean juegos de adivinación a partir de la observación e interpretación de lo cotidiano. El resultado son imágenes ambiguas y por supuesto, más preguntas. En este libro el texto es también un dibujo y los dibujos se pueden leer como textos.
